La Historia de Crio
¡Hola, soy Gina!
Soy Gina, mamá de una hermosa niña que cambió mi vida de arriba para abajo. Soy infinitamente feliz de tenerla en mi vida, pero no puedo negar que con su llegada, llegó a mi muchos sentimientos incómodos, en especial de culpa. Está me acompañó en dos aspectos de mi vida:
1. Culpa de no sentir que era una buena mamá: Me sentía agotada de responder a todo lo que mi bebé necesitaba con buen ánimo. Y eso me hizo sentir culpa de no lograr ser esa madre que daba la talla: ser paciente, alegre, dedicada, que lo da todo sin reproche, porque lo que realmente sentía era la necesidad de salir corriendo.
2. Culpa de no lograr balancear mi rol como mamá y como profesional: Siempre pensé que balancearía ser una madre ejecutiva, con una enfocada en la crianza, pero no logré conseguirlo. Y aquí nuevamente la culpa me acompaño, me sentí incapaz, sin habilidades para gestionarme a mi y mi familia.
He aprendido mucho en el camino, pero tengo que ser sincera y gestionar el sentimiento de culpa muchas veces no me deja disfrutar plenamente mi maternidad, no me dejó avanzar profesionalmente, y hace que me olvide de mi misma.
¡Hola, soy Fran!
Soy Fran y postpuse la maternidad hasta los 35 años porque tenía tres grandes dudas que ocultaban 3 grandes miedos:
1. Miedo a olvidarme de mi al tener un bebé: ¿Cómo tener un bebé si hay aún no soy la persona que quiero ser?
2. Miedo a no poder balancear mi rol de mamá con mi rol profesional: ¿Cómo tener un bebé y seguir desarrollandome profesionalmente?,
3. Y miedo hacia lo desconocido: ¿Cómo criar a un bebé?
Cuando me sentí más o menos preparada, llego la pandemia, la volví a postponer. Luego de varios meses de intento, hoy estoy embarazada.
Nuestras historias no son anecdóticas
Hablamos con más mamás y papás fuimos descubriendo que la maternidad y paternidad traen nuevas realidades.
- Las mamás experimentan cambios físicos. Nos crece la barriga, nos duele, no es lo mismo dormir con la barriga, vamos más al baño, no sabemos si hacer o no hacer deporte, se nos hinchan los senos. Cambiamos.
- También, experimentamos cambios emocionales. Estamos felices de que llegue el bebé, pero también hay un poco de incertidumbre de cómo será nuestro futuro, nuestro trabajo, el balance de vida personal, de pareja, bebé y trabajo. Sentimos miedo de no hacerlo bien y culpa cuando no lo disfrutamos. Y no solo eso, un estudio publicado en la revista cientifica Nature estima que el 17.2% de mujeres a nivel global experimentan ansiedad y depresión post-parto.
- La relación de pareja cambia en su dinámica. Pasamos de tomar decisiones simples con nuestras parejas, a tomar decisiones vinculadas con el desarrollo y crianza de sus hijos e hijas. Y deja de ser tan simple llegar a acuerdos en pareja.
- Y tanto para mamás como papás es retador cuidar al nuevo o nueva integrante de la familia porque nadie nos enseña a cómo hacerlo.
Es una nueva etapa en nuestras vidas llena de cambios en el hogar y dentro de un sistema que no es muy empático con las nuevas familias:
- Cuando llega el nuevo o nueva integrante de la familia, las mujeres tenemos una licencia de maternidad por un periodo de tiempo mayor que los hombres. Desde ese momento, nosotras empezamos a hacernos cargo del bebé y la casa en mayor medida que nuestras parejas no porque los hombres no quieran hacerse cargo, sino porque de por si el sistema está diseñado de esa forma.
- Cuando pasa la licencia de maternidad, estadistica de la Organización Internacional del trabajo y las historias que hemos venido escuchando nos dicen que las prioridades de las mujeres cambian, quieren estar con sus bebés, lo que empuja a que las mujeres quieran más flexibilidad. No es que las mujeres no quieran trabajar, es que quieren un trabajo más flexible. Si no encuentran esa flexibilidad en sus trabajos, terminan renunciando a sus trabajos o buscando nuevos trabajos más flexibles pero con salarios menores. Ello implica una disminución en sus ingresos. Una vez más, el sistema esta diseñado para que la mujer vuelva a su vida pre-mamá, sin considerar que su vida cambio.
- Y hay una cereza, según UNICEF, el 90% del cerebro de un persona, se desarrolla en sus primeros 5 años de vida. Es decir, esos 5 primeros años de vida son vitales para el desarrollo de nuestros hijos e hijas. Y el desarrollo de su potencial futuro depende de, sus cuidadores: de conectarnos, hablarles, jugar, y darles un hogar saludable. Sin embargo, una vez más, el sistema esta diseñado para que la mujer y el hombre vuelvan a su vida pre- padres, sin considerar que esos 5 años de vida son tan vitales en el desarrollo futuro de las nuevas generaciones.
Entonces, habiendo hecho catarsis con nuestras historias y reconociendo que no eran problemas anecdóticos sino que nuestras historias eran una más, de las muchas existentes, nos preguntamos: ¿Qué hacemos?
Sabemos que todas y todos queremos lo mejor para nuestra familia. Queremos estar bien como individuos, como pareja y que nuestros hijos e hijas esten bien. Pero no nos la ponen fácil. No solo es difícil ya transitar por una nueva etapa llena de cambios, miedos, dudas y emociones nuevas, sino que además el sistema no toma en cuenta los cambios por los que estamos viviendo, ni que estamos en una etapa crucial para los nuevos integrantes de la familia.
El futuro no se diseña solo. Entendiendo esta problemática y haciéndonos cargo de los cambios, miedos y dudas que vivimos, en conjunto con Michael, unimos nuestras capacidades y decidimos tomar acción.
Con la suma de nuestras habilidades y los tres habiendo organizado TEDxTukuy, un evento con licencia de TED por más de 10 años en el Perú, decidimos crear Crio, una escuela en línea para ayudar a las familias a estar bien para criar bien brindando conocimiento, herramientas y experiencias de reconocidos expertos y expertas a nivel mundial.
Si bien Crio será el punto de partida para empujar un futuro que ayude a las familias a estar bien para criar bien, desde los hogares buscaremos ampliar nuestro impacto con alianzas con empresas, gobiernos, ONGS y organizaciones internacionales.